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Umeek zergatik esaten dituzte gezurrak-¿Por qué mienten los niños?

 

“Mi hijo me miente”. Muchos padres muestran asombro e incluso se ríen cuando descubren que su hijo argumenta su primera mentira. Aunque en los más pequeños esta actitud está más relacionada con la fantasía que con la intencionalidad, es preciso evitar que mentir se convierta en una pauta frecuente que se mantenga cuando sea más mayor. Los especialistas recomiendan a los progenitores prestar especial atención a las posibles causas que llevan al niño a mentir e intentar que se eduquen en un ambiente sincero, basado en la confianza. En este reportaje, enumeramos algunas causas de la mentira infantil y ofrecemos siete pistas para combatirla.

¿A qué edad se empieza a mentir?

Distintos especialistas coinciden en que las mentiras propiamente dichas, es decir, aquellas que tienen una intencionalidad clara y definida orientada a distorsionar y falsear la realidad para obtener un beneficio, aparecen a partir de los siete años. En las etapas anteriores, las mentiras forman más bien parte de la imaginación de los niños y se producen por su incapacidad de distinguir entre realidad y fantasía.

Sin embargo, otros expertos en la materia, como Dolores Madrid, autora de la obra ‘¿Los niños pequeños mienten?’ discrepa de esta opinión. Madrid, tras su trabajo empírico llevado a cabo con niños de edades comprendidas entre los 3 y 6 años, concluye que los niños de esta edad mienten “ya que manifiestan lo contrario a lo que han hecho, y parecen hacerlo con intención”.

Causas de la mentira

¿Qué provoca que un niño mienta? El primer paso que debe dar un adulto cuando comprueba que el niño miente es intentar averiguar la causa que ha provocado esa mentira y, a partir de ese punto, decidir cómo responder para que sus hijos no se sientan animados a mentir otra vez.

Las investigaciones realizadas en torno a este aspecto revelan que las motivaciones infantiles no difieren mucho de las de los adultos. Las razones más señaladas por los especialistas son las siguientes:

  • Frustración: en ocasiones el niño miente como resultado de un sentimiento de frustración. Por ejemplo, el niño que cuenta que tiene muchos juguetes porque en realidad tiene muy pocos.
  • Llamar la atención: inventar una dolencia, falsear sobre un posible problema o conflicto son, en muchos casos, reacciones provocadas por el niño para captar la atención del adulto, en ocasiones porque se siente desatendido.
  • Exceso de exigencia: poner el listón muy alto a los niños puede provocar que mientan para hacer creer a sus padres que están al nivel que les exigen y no defraudarles.
  • Imitación: cuando los niños comprueban que la mentira es utilizada con frecuencia por los adultos que le rodean para obtener algún beneficio, tenderán a imitar esta actitud de forma habitual.
  • Miedo al castigo: el temor a la reprobación o reprimenda por un acto por parte de un adulto es uno de los principales motivos de la mentira. Los niños falsean la realidad para evitar los posibles castigos.

Educar en la sinceridad

La mayoría de estudios realizados sobre la mentira infantil recalcan que uno de los factores de prevención principales de la mentira a cortas edades es la actitud que muestren los padres con respecto a ésta. Ángeles Gervilla, catedrática de universidad de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga y autora del libro ‘La mentira infantil’, afirma que la contribución más importante que pueden hacer los padres para educar a un niño sincero es “desarrollar una relación fundada de manera sólida en la confianza”. Para ello, apunta, es necesario “demostrarle con regularidad que confiamos en él”.

Por su parte, Paul Ekman, autor de la obra ‘Por qué mienten los niños’, afirma que el pilar fundamental para evitar la mentira en los niños es la sinceridad. Ekman apunta que el niño se tiene que desarrollar en un ambiente en el que se sienta libre, tranquilo y relajado, en el que se dé una verdadera comunicación entre sus miembros y resalta que esto implica además, “la ausencia total de represión y miedo”.

Siete pautas para los padres

  1. Cuando el niño miente no hay que señalarle solo la conducta inadecuada que supone la mentira, sino incidir también en que vea el efecto que ésta tiene sobre los demás, o las consecuencias que ha podido provocar.
  2. Los castigos deben ser bien medidos y adecuados a cada falta. Si siempre son demasiado severos, la tentación de mentir para evitarlos será mayor.
  3. Reforzar su autoconfianza para evitar que mienta con el fin de buscar la aprobación de sus compañeros o de otros adultos.
  4. No mentirle ni pronunciar falsas promesas que se sabe que no se pueden cumplir para no dar un ejemplo erróneo sobre la mentira.
  5. Darle la oportunidad de ser sincero, aunque esto implique un castigo y mostrarle orgullo por la valentía que muestra al decir la verdad.
  6. No reírse ni admirar nunca las mentiras, aunque parezcan graciosas. Los niños no deben apreciar ningún tipo de aprobación o reconocimiento ante una mentira.
  7. Ante preguntas “difíciles” en las que los padres pueden tender a mentir, es mejor evitar la falsedad y responder siempre con un “no lo se” o “déjame que lo piense”.
MARTA VÁZQUEZ-REINA
www.consumer.es

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