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Recomendaciones para reducir la exposición a contaminantes ambientales en las madres lactantes

1. La presencia de compuestos químicos tóxicos en la leche materna sólo refleja la situación de la población general, es un síntoma de la contaminación ambiental de la comunidad. La responsabilidad de este problema recae en las fuentes industriales de contaminación, no en las mujeres que amamantan.La decisión individual de amamantar debe ser promovida y protegida a la vez que se trabaja colectivamente para eliminar los compuestos químicos que contaminan los alimentos, el agua, el aire y los productos que usamos.

La leche materna se utiliza como indicador de la contaminación ambiental, debido a que los contaminantes liposolubles pueden medirse con mayor facilidad en la leche materna, que en otras partes del organismo, y no porque esté más contaminada. Es uno de los indicadores elegidos por el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes con la finalidad de medir la eficacia de las medidas adoptadas a escala mundial para eliminar los compuestos químicos tóxicos.

Estos análisis proporcionan información valiosa para proteger la salud y el bienestar de todos, pero es muy importante que exista la voluntad política de realizar acciones dirigidas a reducir la exposición a los contaminantes.

El análisis de muestras individuales de la leche materna nunca debe ser usado como base para la toma de decisiones acerca de la lactancia Por otro lado, no hay razón para hacer estos análisis a nivel individual, salvo que exista un riesgo elevado porque la madre haya estado expuesta a grandes cantidades de contaminantes en el ámbito laboral o durante un accidente industrial o en casos de envenenamiento (Van Esterik P 2002, WABA 2003).

Por último, consideramos necesario apelar a la responsabilidad de los investigadores para que realicen los estudios sobre contaminantes ambientales en muestras diferentes a la leche materna, con el fin de no generar confusión en la población.

2. Se ha demostrado que el paso de contaminantes ambientales de la madre al hijo, se produce principalmente a través de la placenta, siendo mucho menos importante el paso a través de la leche materna. Por otro lado, existe poca evidencia de que la exposición únicamente a través de la leche materna se asocie con daños (IBFAN 2000, Pronczuk J 2004).

3. La detección de residuos químicos en la leche materna no es una razón para limitar la lactancia materna, sino que de hecho, es una razón más para amamantar, porque la leche materna contiene sustancias que contribuyen al desarrollo del sistema inmunológico del niño y pueden limitar los daños causados por la exposición a contaminantes ambientales en la etapa prenatal (IBFAN 2000, WABA 2003). Varios estudios han demostrado que la lactancia materna, aún en un ambiente contaminado, tiene un impacto positivo sobre el desarrollo de los niños, en comparación con aquellos que son alimentados con sucedáneos de la leche materna. Así:- Boersma y Lanting (2000), constataron un mejor desarrollo cognitivo a los 6 años de edad en los niños alimentados al pecho que habían estado expuestos en la etapa prenatal a los PCB (policlorobifenilos) y a las dioxinas, en comparación con los niños alimentados con fórmula.

– Ribas-Fito et al. (2003), en un estudio de una cohorte de 92 parejas madre-hijo muy expuestos a los compuestos organoclorados, encontraron que la exposición prenatal se asociaba con un retraso en el desarrollo mental y psicomotor a los 13 meses y que la lactancia materna tenía un efecto protector, presentando los niños alimentados al pecho una mejor puntuación en las escalas mental y motora, en comparación con los niños que no habían recibido lactancia materna.

– Vreugdenhil et al. (2004) al comparar lactantes con una exposición prenatal a los PCB similar, comprobaron que los que habían recibido leche materna durante 16 semanas o más, no presentaban el retraso en el desarrollo del sistema nervioso central que se observó en los niños amamantados de 6 a 16 semanas o en los alimentados con fórmula.

4. La solución no está en la alimentación con sucedáneos de la leche materna, ya que aunque las fórmulas son fabricadas sujetas a estrictos controles, también se ha detectado la presencia de tóxicos y contaminantes en las fórmulas infantiles. La mejor manera de proteger a las madres y a los bebés de los riesgos de contaminación química es evitando, reduciendo o eliminando la producción y uso de substancias químicas nocivas, especialmente antes del embarazo y durante el embarazo y la lactancia.

Fuente: www.elikabio.com

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