Oparipuina: Un regalo para Aitana

AITANA normalmente hacía caso a su madre, pero en esta ocasión no entendía muy bien por qué no le dejaba dormir con todas sus cosas nuevas. Además algo en su interior le decía que eso era lo que tenía que hacer, que era algo importante aunque su madre no lo entendiera. Así que esperó a que todos se acostaran, cerró la puerta de su habitación con mucho cuidadito, encendió la luz y juntó todos los regalos. ¡Qué eran unos cuantos!

Repasó la lista de memoria para asegurarse  de que no olvidaba ninguno:

  • Un pijama rosa con dibujos de caballos blancos.
  • Unas zapatillas de andar por casa a juego con el pijama.
  • Una caja  de rotuladores.
  • Un unicornio con los  colores del arco iris.
  • Una enorme caja con forma de corazón para guardar pinturas.
  • Un cuaderno de dibujo.
  • Una muñeca con un traje de princesa.
  • Una corona dorada para disfrazarse.
  • Un despertador de hadas.
  • Un libro gigante.

AITANA estaba encantada con todos los regalos; bueno con todos, todos no. El libro no le hacía demasiada ilusión, y es que a ella eso de leer no le iba mucho. Lo más extraño de todo era que el libro se lo había regalado IZARO y ella mejor que nadie sabía lo que le costaba leer. Además el libro era enorme de grande, el más grande que había visto nunca y tenía por lo menos mil páginas.

Sin perder más tiempo, se puso el pijama nuevo y las zapatillas también, que como estaban sin estrenar no mancharían la cama. Los rotuladores y el cuaderno los guardó en la caja con forma de corazón que puso a la altura de los pies; el unicornio junto a la almohada; la muñeca dentro de la cama; el libro gigante en el lado derecho cerca de la mano; el despertador en el lado izquierdo y por último se colocó la diadema en el pelo.

Y de esta manera se acostó dispuesta a pasar la noche rodeada de sus cosas nuevas. Al principio estaba un  poco incómoda pero enseguida se durmió, ¡estaba tan cansada!, ¡el día había sido tan emocionante!

Cuando a la mañana siguiente despertó notó algo extraño en su  habitación, como cuando el aire sopla suavecito y caliente en primavera; entonces le pareció escuchar  un susurro que decía:

¡Eh! ¡Eh! AITANA, estoy aquí, soy yo.

¿Quién es yo? Aquí la única yo, soy yo – contestó AITANA también en bajito.

En ese instante se dio cuenta de que el LIBRO GIGANTE tenía cara: con una boca que hablaba, unos ojos que miraban y unas cejas que no paraban de moverse.

¡Un libro que habla! ¡No puede ser! – dijo sorprendida AITANA.

Anda, ¿y por qué no? – protestó el LIBRO GIGANTE parlante – Todo es posible, tú abre tu mente y no te asustes.

Vale, no me asusto, pero dime, ¿qué quieres? – preguntó AITANA con curiosidad.

Que abras la tapa y te atrevas a vivir un momento mágico.

Y AITANA, sin dudar ni un instante, abrió el libro. Sin saber cómo, dónde, ni por qué ¡zas!,  se encontró dentro del LIBRO GIGANTE.

¡Qué risa! ¿Pero dónde estoy? – dijo divertida.

AITANA se dio cuenta que se encontraba en el claro de un bosque y que no estaba sola, a su lado se encontraba el UNICORNIO que le habían regalado y ¡estaba vivo! Un poco más lejos vio un príncipe sentado en una roca lloriqueando.

¿Qué te pasa? –  le preguntó curiosa AITANA.

¡Ay, princesa! ¡Qué pena tengo! He perdido a mi amada IZARO  – suspiró el PRÍNCIPE LLORICA.

¿Por qué me llama princesa? – pensó AITANA. Fue entonces cuando se dio cuenta que llevaba puesto el traje de princesa de su nueva muñeca .

¿Y por qué no buscas a tu amada? – quiso saber el UNICORNIO.

El PRÍNCIPE LLORICA les contó que el DRAGÓN MALO se había llevado a su amada IZARO y que él había salido a rescatarla, pero había dos caminos para llegar hasta la cueva y él no sabía cuál elegir; además la espada se le había roto y su caballo, aburrido de esperar, se había ido.

En ese momento el UNICORNIO y AITANA decidieron ir a salvar a IZARO. Se despidieron del PRÍNCIPE LLORICA y emprendieron el camino. Cuando llegaron al cruce AITANA dudó; al igual que el PRÍNCIPE LLORICA ella tanpoco sabía cuál era el camino correcto.

Cierra los ojos, relájate y siente dentro de ti cual es el camino – le dijo el UNICORNIO. –Seguro que lo sabes. Concéntrate y no tengas prisa.

La niña así lo hizo, y descubrió que tal como le había dicho el UNICORNIO ella sabía cuál era el camino verdadero. Cuando se adentraron por él empezó a caer una lluvia de polvo de hadas que dejó la senda totalmente dorada. ¡Ahora sí que estaba segura de que había elegido bien! Al llegar a la cueva se encontraron al DRAGÓN MALO en la entrada.

 –¿Por qué tienes a IZARO encerrada en tu cueva? ¡Eso no se hace, DRAGÓN MALO!– le dijo enfadada AITANA.

Yo no soy malo – protestó el dragón – lo que pasa es que me han dibujado así; muy grande, muy enfadado y muy gris, como las nubes que traen tormentas. Con esta pinta sólo puedo dedicarme a secuestrar princesas y bellas damas. ¿No te parece?

AITANA  se quedó pensativa un momento, habló con el  UNICORNIO y dijo muy contenta:

Ya tengo la solución DRAGÓN MALO.

El UNICORNIO, que como todos los unicornios del Universo era mágico, con su cuerno hizo aparecer la caja en forma de corazón que habían regalado a AITANA. Ésta, muy decidida, sacó los rotuladores y pintó al DRAGÓN MALO: el  cuerpo rosa, las patas azul celeste, la cola violeta, la cabeza amarilla, las orejas rojas, la sonrisa lila, los ojos verdes y las escamas doradas. Observó atentamente su obra de arte y le gustó. Entonces sacó el cuaderno y escribió en grandes letras doradas : DRAGÓN COLORINES.

Ahora, con esta pinta ya no tienes que secuestrar a nadie –dijo AITANA y le puso el nombre colgando del cuello.

El DRAGÓN COLORINES estaba encantado, así que pidió a IZARO que saliera y que se marchara con su amiga. Primero se abrazaron las amigas y después las dos juntas abrazaron al dragón, que nunca se había sentido tan feliz.

Llegado el momento de marchar AITANA e IZARO montaron sobre el UNICORNIO que salió volando. Pero cuando estaban llegando al claro del bosque para encontrarse con el PRÍNCIPE LLORICA se escuchó un ruido muy extraño que cada vez sonaba con más fuerza.

Sin saber cómo, dónde ni por qué, AITANA  estaba otra vez en la cama con su pijama nuevo; el ruido era el despertador de hadas que le habían regalado. Todo estaba como ella lo había dejado por la noche, todo menos una cosa: el LIBRO GIGANTE estaba abierto por la primera página.

Sin pensarlo dos veces AITANA saltó de la cama, cogió el LIBRO GIGANTE y salió corriendo por todo TOLOSA, en pijama y zapatillas, a buscar a IZARO para decirle:

¡Izaro, Izaro! Me tienes que ayudar a leer el libro porque es mágico. Quiero leer todas las historias del mundo mundial y vivir grandes aventuras. Así podré ser una princesa, una pirata, una bruja buena, un hada mágica, una ratita presumida, una…

 

Pily

[:]

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba