Cuando se trata de conocer gente nueva, integrarme en un nuevo grupo, mi timidez me bloquea hasta tal punto, a veces, de parecer una chulica que no quiere hablar con nadie.
En estas ocasiones me acuno por dentro y me trato con paciencia. No me obligo a hablar si no quiero, no me obligo a parecer simpática, ni corro a ser la amiga de alguien para que me salve el momento. Respiro y permanezco. Observo y solo cuando quiero interactúo con el resto.
Cuento esto porque he observado como muchos pamadres fuerzan a su prole a no ser tímidos y relacionarse “que no pasa nada” “hay que ver que no quiere ir a jugar con el resto de los niños” “huyyyy si te has puesto colorá” o justificándolos “es que es muy vergonzosa”
Señoras y señores, estos supuestos ánimos NO nos ayudan a los tímidos. Nos hacen sentir infinitamente pequeños y cada uno de los comentarios haciéndonos saber que no nos estamos integrando nos hunden más en la miseria…
Cuando me encuentro con un peque tan tímido como yo, le digo que lo entiendo, que a mí me pasa lo mismo y que cuando quiera hablarme o jugar yo voy a estar dispuesta.
Forzar a los tímidos a hacer algo que no queremos NO nos ayuda. Lo que necesitamos son refuerzos, herramientas, dar pequeños pasos para ir ganando confianza, necesitamos que permanezcáis a nuestro lado sin dejarnos en evidencia. Ya sabemos que en realidad no pasa nada pero… ¡tenemos vergüenza!!
[:]