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Tres actitudes frente al dolor

Fueron muchas las enseñanzas que recibí en esos tres días que duraron las jornadas, pero casi la que más me impactó fue la que os voy a explicar hoy.

Fue Izaskun Andonegui, enfermera, experta en duelo, fundadora de la asociación Bidegin y organizadora de estas jornadas quien nos habló de forma muy gráfica de estas tres actitudes.

Atravesamos el duelo sin tener una guía, un mapa de viaje, sin saber a dónde vamos ni cómo va a ser. Ni cómo vamos a estar nosotros mismos

Izaskun dibujó en un folio un círculo, una flecha que le pasaba por encima, otra que se quedaba justo en el círculo y una tercera que lo atravesaba.

El círculo simboliza el dolor y las flechas, las actitudes que presentamos frente a él.

  1. La primera representa el “saltar”, por encima, por debajo… Rodeamos nuestras emociones y sentimientos y tratamos de irnos lejos, cuanto más lejos mejor. Para no sentir, para que no nos duela el alma frente a la persona que anhelamos. Pero es imposible, ¿verdad? El dolor nos persigue, siempre lo tenemos a la espalda, no hay posibilidad de huida aunque nos parezca que sí. Tarde o temprano nos lo encontramos ahí de nuevo.
  2. La segunda flecha representa la actitud de “quedarse pegadito al dolor”. Muchas personas creen que si deja de doler se olvidarán de su ser querido muerto. Y con ello, tratan de revivir el momento en que les dieron la noticia, en que se descubrieron solas, en que tuvieron que dar el último adiós  Como si abriéramos continuamente la herida sin dejarla cicatrizar. También es una manera de no acabar de despedirse, como si al irse el dolor se fueran los recuerdos, las vivencias al lado de esa persona. Esto no es así. El dolor transitado de forma sana deja paso al recuerdo, a un recuerdo vivido con amor. Mucha gente no los sabe, pero otra mucha nos demuestra con su experiencia que es así, que cuando desaparece el dolor, no desaparece el ser querido.
  3. La tercera flecha es la actitud definitiva, la que todos tarde o temprano descubrimos que tenemos que enfrentar, porque es la que realmente sana y nos lleva al otro lado del río de la vida. La tercera flecha ATRAVIESA el dolor. Y contrariamente a lo que podría parecer, no se quema, no desaparece, no se anula. No se pierde la relación con el ser querido sino que se convierte en algo que se vive desde el amor en lugar desde el dolor. Quienes hemos atravesado este círculo de fuego emocional sabemos que es así, que es la única manera de poder seguir adelante con nuestras vidas, sin renunciar a nuestros recuerdos, sin olvidar, sin tapar, sin negar… Es la forma de poder vivir cuando ya no pensábamos que seríamos capaces.

Yo me reconozco, en diferentes fases de mi vida en las tres actitudes. Muchos pasamos por todas hasta encontrar la definitiva. Otros todavía están en camino.

Y tú, ¿en cuál de ellas te encuentras?

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