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«Otra vida es posible, con otras prioridades»

Desde unas décadas hasta hoy en día hemos creado y difundido mitos sobre la crianza, la lactancia o la alimentación de los niños. ¿Pero, cree usted que estamos recuperando la crianza “de siempre”?

En algunos aspectos. Desde luego, la lactancia materna está aumentando espectacularmente, y cada vez más padres se atreven a dormir con sus hijos (o a reconocer que lo estaban haciendo). Por otra parte, hace un siglo era frecuente pegar a los niños bofetadas o latigazos, o encerrarlos en cuartos obscuros; esperemos que esas cosas hayan desaparecido para siempre.

Recibimos constantemente mensajes como que llevar a los bebes en brazos, darles el pecho todo lo que quieran e incluso dormir con ellos los malcría. ¿Cree que es así?

Malcriar es “criar mal”. Creo que gritar, pegar, humillar y amenazar a los niños es malcriarlos. Creo que ignorarlos, o pasar poco tiempo con ellos, es malcriarlos. Pero el cariño, el cariño nunca ha malcriado a nadie.

¿Cuales son las consecuencias de esos mensajes? ¿Cree que calan en las madres hasta que las hacen sentir culpable?

En ocasiones sí. Algunos padres y madres intantaban, con gran dolor de su corazón, no coger a sus hijos en brazos o dejarlos llorar, porque todo el mundo les decía que eso era “malo”. Otros padres lo hacían, a pesar de las prohibiciones, pero lo hacían con miedo y sentimientos de culpa. Por eso he escrito mis libros. 

Usted defiende que uno de los progenitores se quede en casa y se ocupe de los niños. ¿Tal y como vivimos, es posible? ¿Deberíamos cambiar nuestra forma de vida?

Sí, no me cabe duda, deberíamos canviar nuestra forma de vida. Porque una forma de vida que nos impide criar a nuestros hijos es sencillamente inadecuada e insostenible. Y porque otra vida es posible, con otras prioridades. En Alemania, en los países nórdicos, la inmensa mayoría de los niños permanecen con sus padres durante los primeros años.

Hace poco conocí a una madre belga, casada con un catalán. Me decía que su suegra estaba escandalizada, porque había dejado un buen puesto como funcionaria para cuidar a su hijo. Y me hizo un comentario muy curioso: “por lo que veo, en España las mujeres están acostumbradas a que hay que hacer lo que se les manda, hay que ir a trabajar, y trabajan, no pueden decidir. Supongo que son restos del franquismo”.

De lo contrario, ¿le parece que los niños pueden salir perjudicados? 

Los niños ya están saliendo perjudicados. Nunca antes habían pasado los niños tanto tiempo separados de sus padres desde tan pequeños. Yo no pisé una escuela hasta los cinco años. Ahora, la mayoría de los niños españoles se escolarizan antes de los seis meses. 

En cuanto a la lactancia… ¿Qué es lo que está ocurriendo para que tantas mujeres crean que no pueden dar el pecho?

 Bueno, en realidad, esa época ya está pasando. Hizo falta una coincidencia de intereses comerciales, presiones socioeconómicas y errores médicos para conseguir engañar a tantas mujeres. Pero está cambiando, y cada vez hay más madres que saben que pueden dar el pecho. 

¿Son problemas reales o es porque estamos mal informadas?

 Gracias a los centros como TTiKLiK! y grupos de madres como Irriargi y a muchos excelentes profesionales, cada vez hay más madres bien informadas. 

La sociedad, en general, acepta que se dé de mamar durante algunos meses, pero la opinión cambia cuando el que mama es un niño de 2 o 4 años. Como pediatra, ¿hasta cuando puede una mujer dar el pecho? 

Hasta que madre e hijo quieran.

Como pediatra, sólo puedo dar consejos sobre cuestiones médicas. Puedo decirle a la gente que no fume, porque eso perjudica a su salud, pero no puedo decirle que no coma alcachofas. Independientemente de si a mí me gustan o no las alcachofas, no tengo derecho a meterme en ese asunto. No existe ni un solo dato científico que indique que la leche materna pueda ser perjudicial en ningún momento de la vida. De hecho, muchos adultos tomamos leche de vaca, y no nos hace daño… si se puede tomar leche de otro animal, con más motivo se puede tomar leche materna. ¿Que un médico concreto no quiere hacer eso con sus hijos? Pues que no lo haga. Pero no tiene derecho, como médico, a decir a sus pacientes “no dé tanto pecho”, como no tiene derecho a decir “no coma tantas alcachofas”. 

Los pediatras aconsejan sobre cómo dormir, dónde tener los niños…  Como pediatra, ¿es competencia de los médicos aconsejar sobre esos aspectos?

Solamente en la medida en que pueda influir sobre la salud del niño.

Por ejemplo, está clarísimo que poner a los bebés a dormir boca abajo o de lado aumenta el riesgo de muerte súbita, por lo que los pediatras hemos de recomendar claramente ponerlos boca arriba (cuando el niño se dé la vuelta solo, ya no importe, puede él ponerse como quiera). Existen serios datos que indican que, durante los primeros seis meses, dormir en una habitación separada aumenta el riesgo de muerte súbita, por lo que tenemos que recomendar que el bebé duerma en la habitación de los padres hasta los seis meses. También hay que recomendar a los padres que hacen colecho que no fumen, no beban alcohol y no tomen somníferos, y que no hagan colecho en un sofá; todo ello aumenta el riesgo de muerte súbita (el tabaco y el sofá son perjudiciales con colecho o sin él).

Otras cuestiones sobre el sueño, que no influyen en la salud, no pertenecen al ámbito de la medicina. Cada familia decidirá qué es lo que más les conviene.

A la hora de comenzar a incluir alimentos sólidos, parece que cada pediatra tiene su calendario. Usted defiende que hasta el año con el pecho las necesidades nutricionales están cubiertos… Entonces, ¿cómo deberíamos comenzar a dar alimentos?

Yo defiendo ofrecer otros alimentos a partir de los seis meses, tal como recomiendan en estos momentos los mayores expertos internacionales. Ofrecer, que no es lo mismo que “introducir”. Unos niños comerán más, otros menos, otros casi nada.

A partir de los seis meses algunos niños (no todos) necesitan más hierro del que la leche materna puede aportar. Por eso entre los primeros alimentos que hay que ofrecer están el pollo o la carne, que son los que llevan hierro. Si un niño se niega persistentemente a comer carne o pollo, le doy gotas de hierro y asunto solucionado.

El principal motivo por el que damos otros alimentos no es nutricional, sino educacional: queremos que el niño vaya aprendiendo a comer normalmente. Es decir, a comer comida normal (la que comen los padres, sin triturar) y a comerla de forma normal (con su propia mano y a su propio ritmo). Por eso prefiero personalmente no dar papillas ni purés, sino dejar que los niño se lleven ellos mismos comida a la boca, desde los seis meses (verán cientos de fotos y vídeos buscando “baby-led weaning” en internet). Pero es un consejo que doy como padre experto, no como médico, porque las papillas no producen ninguna enfermedad; si alguien prefiere darlas, que las dé. 

Son habituales los conflictos en la mesa. ¿Debemos obligar a los niños a comer? 

Jamás de los jamases. Por ningún  motivo, bajo ninguna circunstancia, con ningún método. Ni por las malas, con gritos, amenazas, castigos y chantajes, ni por las buenas, con distracciones, insistiendo, ofreciendo premios, “estimulando” o haciendo el avión. Hay que dejar al niño en paz. Y puesto que obligar a los niños a comer provoca en algunos casos graves conflictos, vómitos, problemas de conducta y obesidad, creo que sí que estoy autorizado a recomendarlo como médico: no obligue jamás a comer a su hijo

Usted publicó el libro “En defensa de las vacunas”. ¿Ve que cada vez se escuchan más voces contra las vacunas? ¿Qué le parece?

Lamentablemente hay algunas personas, muchos de ellos médicos, engañando a los padres y aconsejando que no vacunen a sus hijos. Ahora mismo ya tenemos en España más casos de sarampión al año que en toda Suramérica. La polio ha vuelto a Siria (donde la guerra ha interferido con los programas de vacunación) y con el éxodo de refugiados podría llegar rápidamente a los países vecinos. El peligro es constante, y pensé que sería útil desmontar una por una en un libro las absurdas mentiras de los antivacunas.

En muchos hogares, la hora de ir a la cama también resulta conflictiva. ¿De donde ha salido la creencia de que los niños deben de aprender a dormirse solos cuanto antes?

Parece que surgió en Europa y en Estados Unidos a mediados del siglo XX. Igual incluso antes. Pero, a pesar del discurso “oficial”, lo cierto es que casi todos los niños han dormido alguna vez en la cama de sus padres; muchos lo han hecho durante años.

¿Cual es su receta para una crianza feliz? 

Querer mucho a tus hijos, y no tener miedo a demostrárselo. 

 

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