“Um! “Oso goxoa” pero no como la de mi ama(aita)

19/03/2014 Nuria Renau Otero

¿Cuál es tu comida favorita?

¿Y cuando eras niñx? ¿Qué comida te gustaba más? ¿Quién te la daba con cariño? ¿Tu amatxo, la amona?¿o igual el aitatxo o el aitona?

¿Y tu hijx? ¿Qué sabores, que olores, que texturas van a evocar en él sus mejores recuerdos?

Normalmente pensar en el sabor, el olor… trae a nuestra memoria sensaciones. Revivimos esos sentimientos: amor, calor, tranquilidad, confianza, gratitud. Nos sentíamos protegidos. El estrés, parece que aún no se había inventado. No para nosotros.

Nuestra relación con la comida y en especial con el dulce viene marcada desde siempre. Nuestro primer contacto con el mundo exterior, con nuestra madre, es gracias a la leche materna. Y está es rica en un azúcar doble la lactosa compuesta por glucosa y galactosa.

El dulce activa en nuestro cerebro el área de la recompensa, del placer. Y es lógico, por evolución hemos aprendido a dar preferencia a los alimentos dulces, difíciles de conseguir en la naturaleza pero necesarios para que nuestro cuerpo y nuestro cerebro funcionen correctamente.

¿Creéis que esta relación puede tener algo que ver con el pegarse un atracón cuando estoy nervioso o triste? ¿Qué es lo que busco en esos casos?

Lo normal es buscar consuelo en alimentos que me transporten a esa época de la niñez, a los momentos de seguridad sin preocupaciones. Más aún si en lugar de aprender a ver la comida como lo que es nos anclamos en una relación de dependencia:

problema-insatisfacción-comida-premio-insatisfacción-problema

En el proceso de crecimiento, al madurar y formarnos como seres independientes, deberíamos ir desarrollando la suficiente inteligencia emocional y las herramientas necesarias con las que afrontar y ocuparnos de los problemas. Sin embargo distraernos de estos, del aburrimiento, de las ausencias, de los vacios, con comida es todo lo contrario. Nos hace reproducir conductas infantiles. Pero es lo que en muchos casos hemos aprendido. Nos tocar

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eso que se lleva tanto ahora, desaprender.

¿Y tu hijx? ¿Qué sabores, que olores, que texturas van a evocar en él sus mejores recuerdos?

Sabores y olores naturales, cocina casera…

¿O por el contrario recordará el Mc Donals, la sopa de sobre, la merluza ultracongelada y refrita, las pipas con glutamato, las golosinas con glucosa invertida y aspartamo?

Sabores artificiales, aditivos que dilatan las papilas gustativas y las saturan, de modo que no pueden apreciar nada más.

Cuantxs niñxs en lugar de recordar la paella o la alubiada del domingo y el bizcocho de la amona recordarán un establecimiento de comida basura. Recordarán que el mejor momento era cuando sus padres estaban más contentos porque no tienen que cocinar, ni fregar. Con dulces artificiales que suben el azúcar en sangre y el colesterol como hace unos años no nos habríamos ni imaginado… Y luego al cine palomitas, golosinas y bebida de cola.

No soy quien para decirte cómo educar a tus hijxs, ni creo que haya una alimentación adecuada igual para todos siempre, pero quiero mandarte ánimo.

¡No te desanimes! Lo que haces ahora, cada sabor que prueba, está educando sus papilas gustativas, le será más fácil aceptar esos sabores y texturas cuando lo decida. Mejor si es ahora, pero queda el poso. Si aún no está preparado cuando lo esté le servirá.

Puedes tener en cuenta que le enseñas también a tener una actitud más abierta, a enfrentarse a sus miedos. Siendo firme en los puntos que consideres imprescindibles. Eligiendo, le enseñas a elegir sus batallas. Y viniendo esa firmeza acompañada de cariño y de flexibilida​d, le vacunas. Para que su tolerancia a la frustración sea mayor. Sin irnos a los extremos.

Podemos reconocer que a veces necesitamos que nos mimen.

La mejor herencia que puedes dejar a tus hijos es la educación. Una educación que les ayude a convertirse en adultos sanos física y emocionalmente.

Y también puedes hacerle uno de los mejores regalos. Los recuerdos. Mimarle con platos sanos y deliciosos, con dulces caseros sanos y deliciosos. Y seguir mimándole aun cuando no estés. Cuando de mayor disfrute de uno de esos sabores que le transporten a la seguridad y el calor de tu protección. Saber que no solo le estarás mimando, también le estarás cuidando.  Podrá disfrutar con equilibrio, deleitarse en los sabores sin relaciones insanas con la comida.

De vez en cuando pensará “Um!  “Oso goxoa” pero no como la de mi madre(padre)

 

 

 

 

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