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No debemos prohibir los amigos imaginarios de los hijxs

¿Por qué existen?

“Son creados para satisfacer necesidades que este mundo real no les da”, responde Solange Cabello (ps.solangecabellovelozo@gmail.com) psicóloga infanto juvenil. Agrega, que son especies de instrumentos que les permiten liberar emociones, ansiedades, miedos, alegrías, conflictos, inquietudes y hasta sus más profundos deseos.

 

“Por eso es importante, recalcar que no es conveniente, que los padres interrumpan esa relación y que tampoco lo integren en demasía ni lleguen al límite de colocarle un puesto en la mesa”, sostiene.

 Los amigos imaginarios, de esta forma, permitirían proyectar ciertas carencias que están teniendo los hijos en la relación familiar, sobre todo cuando no hay hermanos, primos o amigos cercanos de la misma edad. Aunque también hay estudios que señalan que el fenómeno ocurre en niños más sensibles con mayor imaginación y fantasía.

 Cualquiera sea el caso, la interacción aunque sea imaginaria, según la especialista, los ayudará a desarrollar sus capacidades de comunicación, controlar sus emociones, aumentará su autoestima, confianza en sí mismos y finalmente, obtendrán mayores habilidades sociales al crear un mundo donde todo es posible y está permitido e incluso, se dice que cuando grandes, son sujetos que entienden de mejor manera el punto de vista de otras personas.

 En este mundo de fantasía habrán “amiguitos” invisibles y otros más tangibles como cosas, mascotas o juguetes. Cualquiera sea el caso, los adultos deberán mantener una cierta distancia. “Es mejor no estimular, ni tampoco reprimir o castigar, lo mejor será observar discretamente, evitar peligros de caídas voladoras y rescatar cuáles son las necesidades o deseos que tu hijo o hija están teniendo”.

 Para Juan Pablo Westphal, psicólogo de Clínica Santa María, estos personajes forman parte del desarrollo cognitivo de los chicos y estimulan los lazos afectivos porque van ensayando sus respuestas. “Me preocuparía del niño que no fantasea, que no tiene muecas o juegos imaginarios, porque un niño que es muy concreto o aterrizado a los estímulos, que solo juega con autitos y no fantasea, requiere de una atención especial”.

Cuando sí preocuparse

Antes de entrar a un estado de alerta aconsejan establecer con el o la pequeña que habrán momentos de juegos y otros de educación. En este último caso, cuando hay que enseñar disciplina se debe volver a la realidad.

 “Tienes que aterrizarlo al mundo concreto sin temor para que aprenda este mensaje de juicio realidad y vaya creciendo con esa habilidad”, comenta Juan Pablo Westphal.

 Ahora si le cuesta salir del estado de fantasía y este amigo imaginario se vuelva violento y presenta constantes conductas negativas hay que tomarse el tema en serio.

 “Cuando son demasiados buenos para pelear, mienten, esconden cosas o se vuelven retraídos hay que poner límites y educar en la forma correcta, si es algo extremo hay que buscar ayuda profesional”, señala la psicóloga de la Asociación de Niños Indigo Chile, Solange Cabello.

 En todo caso, tal como llegan los amigos imaginarios desaparecen con el tiempo. Algunos lo hacen apenas comienzan el colegio y otros cerca de los 7 u 8 años de edad.

 Cualquiera sea el caso, con el paso de los años o en la edad adulta, es posible que estas personas atesoren el valioso recuerdo de ese “alguien” con quien compartieron y vivieron extraordinarias aventuras.

Francisca Vargas V.

www.emol.com

 

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